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A lo largo de la historia común de España y América, los intercambios culturales han sido constantes.

Los emigrantes españoles dejaron en América el sonido de la gaita, los orfeones y las bandas de música. Bailaron y enseñaron a bailar sevillanas, muñeiras, jotas, sardanas...vestidos con los trajes regionales. Saborearon y mostraron cómo preparar el pulpo a la gallega, la fabada, la paella, el bacalao al pil-pil, los chipirones en su tinta, los pimientos del piquillo, el cochinillo a la segoviana, el chocolate con churros. La sidra y los vinos: el Albariño, el Ribeiro, el Txacoli, por decir algunos.

Celebraron (y celebran) la festividad de Santiago el 25 de julio, la de los Reyes Magos el 6 de enero, la Virgen de Agosto (con sus nombres diferentes según la localidad) el 15 de agosto, la llegada del nuevo año tomando las doce uvas...

En Venezuela se celebran corridas de toros en las que se presentan toreros españoles y oriundos del país caribeño. En el carnaval de Uruguay, la mayor fiesta popular del país, las manifestaciones culturales más representativas son el candombe y la murga, que ha recibido una notable aportación española, especialmente de las murgas de Cádiz. Y en Argentina, los valencianos han celebrado ya la 51 edición de la Fiesta de las Fallas.

Realizaron romerías y procesiones, prendieron fuego a las Hogueras de San Juan, practicaron el fútbol, la lucha canaria, jugaron al frontón...

Dejaron la costumbre de ir a los cafés a 'arreglar el mundo' y jugar a las cartas, el dominó o los billares. Y no hay bar o tasca español que no esté abarrotado, durante las competiciones de fútbol, de aficionados dispuestos a corear los goles o a enseñar al árbitro las reglas del juego, mientras toman vino o cerveza y comparten una 'ración' de queso manchego y otra de jamón serrano.

Los cafés de la Avenida de Mayo en Buenos Aires


El Intendente Torcuato de Alvear fue impulsor del proyecto de unir la Plaza de Mayo -sede del gobierno nacional- con la Plaza de los dos Congresos -sede del parlamento argentino-. La obra fue parcialmente habilitada al tránsito el 9 de julio de 1894. Concebida al más puro estilo francés, se convirtió en un espacio colmado de hispanidad: mientras los edificios se alzaban a las alturas evocando los aires parisinos, por las veredas iban y venían andaluces y madrileños canturreando cuplés y tonadillas, habaneras y canciones de Madrid, también en las mesas de los bares y cafés. Era la única calle de Buenos Aires donde se podía tomar un refresco al aire libre, ya que el sistema de cafés-terrazas era prácticamente desconocido en la ciudad. Fue llamada por algunos "La Gran Vía" por su semejanza con la avenida madrileña.

Al abrirse la Avenida de Mayo, surgieron a lo largo de su trayecto un sinnúmero de cafés, la mayoría "a la española", que la poblaron con el bullicio de sus tertulias, sus juegos de naipes, dominó, billares y el aroma de aquellos "gloriosos chocolates con churros". Al influjo de poetas, escritores, artistas, políticos y exiliados, los cafés se convirtieron en refugio de la intelectualidad y después, en fervoroso campo de batalla dialéctico en los tristes días de la guerra civil española. Fue, sin duda, la más politizada de las arterias porteñas.

Los panteones de las Asociaciones de Emigrantes en Cuba


Los monumentos funerarios representan una de las huellas que dejaron en la isla los emigrantes españoles. En 1868 se construyó el cementerio San Antonio el Chiquito, que posteriormente fue ampliado y se transformó en la . Diversas sociedades, corporaciones, cámaras de comercio y consulados, entre otras, compraron parcelas según sus posibilidades económicas y condiciones sociales para erigir sus monumentos funerarios.

Las comunidades de inmigrantes de diferentes procedencias erigieron en él sus panteones, destacando los de las Religiosas Dominicas Francesas y Alemanas, las sociedades francesas y alemanas de Beneficencia de La Habana, la sociedad libanesa y la colonia japonesa de Cuba.

También las sociedades regionales de beneficencia de los emigrantes españoles empezaron a ofrecer este servicio a sus asociados a finales del siglo XIX. En total erigieron en Cuba 102 panteones; 10 a cargo de sociedades regionales de beneficencia y 92 comarcales, entre las que fueron más frecuentes las asturianas, gallegas y castellanas.

El panteón fue la tipología arquitectónica que predominó en los monumentos erigidos por las sociedades españolas, y adoptó, mayoritariamente, la apariencia de iglesias. Por otro lado, la iconografía tendió a combinar la imagen del santo masculino o femenino de la localidad con la virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba; aunque lo que no solía faltar era el escudo de cada región.
A ser inhumados en el panteón social tuvieron derecho los socios de número y los de nuevo ingreso después de un año continuo de permanencia como asociado. Además se incluían las viudas e hijos menores de dieciocho años de los asociados de número mientras conservaran ese estado y abonaran la cuota mensual superior que variaba según la época. También se beneficiaron los padres e hijos menores que estuvieran bajo el amparo del asociado. En casos excepcionales y por autorización del Presidente de la sociedad, se podía conceder el uso de este espacio a inmigrantes de otra procedencia regional no asociado.

Más información en Rutas de la Huella Española en Cuba

 

Relación entre las Sociedades Españolas y las Manifestaciones Culturales en Panamá


Las y los emigrantes españoles en Panamá, igual que en el resto de países, en cualquier caso, le han otorgado mucha importancia a la recreación de sus costumbres y su forma de vida, de modo que uno de los motivos que les llevó a agruparse y crear sociedades fue la necesidad de poder seguir viviendo de acuerdo con ellas. Los centros creados por las sociedades de emigrantes fueron lugares donde se lograba el apoyo cuando se necesitaba, y donde se encontraba, en Panamá, un pedacito de la tierra que habían dejado.

En ellos fundamentalmente ha sido donde se ha desarrollado la vida social, y parte importante de la familiar, del emigrante. En los centros españoles se comía la comida del terruño, con productos traídos de España (cuando se podía) o con los que se habían podido adaptar del trópico para los sabores tradicionales (¡cuántas butifarras catalanas hechas en Panamá! ¡cuánto caldo gallego con sazón tropical! ¡y la paella con mariscos del Pacífico, sabores fuertes!). Cada comunidad celebraba su propia fiesta culinaria, en ocasiones especiales o en las celebraciones de sus fiestas tradicionales.

Las familias encontraron un lugar donde poderse reunir con otras y donde podían llevar a sus hijos. Allí también se continuaba la costumbre del café, copa y puro de los hombres, del casino o bar donde encontrarse con los amigos y donde jugar la partidita. ¡Formas de vivir distintas a las panameñas!

Las fiestas también eran una forma de no perder su identidad, de seguir siendo quienes siempre habían sido, por eso se celebraban cada año con la prole, y sigue habiendo días de los Reyes Magos, de Santiago?

Los niños siguen jugando al fútbol y los equipos de los centros españoles participan en los torneos nacionales. Los campos de fútbol son una de las instalaciones más importantes de los centros españoles. Igual que las clases de baile para las niñas. Rosita Pedrouzo es una institución en los centros panameños, ha enseñado bailes típicos de todas las provincias españolas en la Sociedad Española de La Chorrera, en el Club Deportivo Unión Española y en la Sociedad Española de Beneficencia. Gallega, como su nombre indica, ha enseñado a moverse con los aires de todas las regiones españolas a infinidad de niñas: muñeiras, jotas, sevillanas... Los trajes típicos de las distintas regiones han vestido a los grupos de baile y lo siguen haciendo.        

La Romería Gallega y las peregrinaciones a la Virgen del Verdún y San Cono en Uruguay


Es una de las fiestas tradicionales más extendidas en el Uruguay y es la ocasión en la que la presencia de las distintas bandas de "gaiteros" y cuerpos de baile que poseen casi todos los centros étnicos encuentran su escenario natural de lucimiento. El Campo Español, la Casa de Galicia, el Banco de Galicia, el Hospital Español y CAMBADU - el Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicios y Afines del Uruguay, son sus más persistentes organizadores. Asimismo, en los últimos se realizan procesiones a la Virgen del Verdún - todos los 19 de abril y a San Cono -los 3 de junio. Esta última trasciende largamente a la comunidad gallega para constituirse en una convocatoria nacional de solicitud de ayuda para los desocupados y enfermos.

Información sobre el Carnaval en Uruguay.


La gastronomía española en Venezuela


España ha sabido dejar en Venezuela la pisada profunda de un gigante, las raíces de sus hijos que nunca olvidaron cómo era la vida antes de embarcarse hacia estas latitudes, encontraron la manera de adaptar sus costumbres al calor del caribe.

Algo que no se puede dejar de resaltar debido a su gran calidad son los restaurantes, en el caso de la Hermandad Gallega de Caracas un plato que no puede pasar desapercibido es el Pulpo a la Gallega, o en su defecto el Cocido Gallego acompañados de vinos tradicionales como lo son los Ribeiro y Albariño.

Pero si de comida típica española se trata, no se puede dejar de mencionar la vasca por ser una de las más variadas y elaboradas de entre las regiones, y en nuestro país. Muchos son los restaurantes en Venezuela, mención aparte merecen el Bar Basque ubicado en la Candelaria y el Centro Vasco-Venezolano que presenta platos como el Bacalao al Pil-Pil, Txipirones en su tinta, Pescado en salsa verde, Bacalao Ajoarriero, Pimientos del Piquillo, y no podían faltar bebidas como la Sidra y el Txacoli.

Tampoco hay venezolano que no haya escuchado la palabra paella alguna vez en su vida y pocos son los que no la han comido puesto que casi ha pasado a ser un plato nacional.

Prueba del asentamiento de la gastronomía española en Venezuela son los folletos que a menudo aparecen encartados en los principales periódicos del país y en artículos de revistas, como por ejemplo La Guía Práctica de Cocina del Mundo a la Venezolana de El Nacional, en la que el apartado dedicado a la comida española nos presenta un extenso recetario donde encontramos platos como: la paella valenciana, la tortilla española, el conejo al salmorejo, el cochinillo a la segoviana, la rueda de mero a la vasca, el pulpo a la gallega, la fabada asturiana y por supuesto no podían faltar las tapas que en cualquier tasca o barra en la que te sientes a tomar algo te servirán, como es el caso de los pimientos del piquillo con anchoas, setas con chistorra y alcachofas y también los pimientos de padrón ("que unos pican y otros no"), entre muchas otras.
   
   


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